La visión es el único de los cinco sentidos que no se trabaja antes del nacimiento. Todos los demás sentidos se estimulan dentro del feto. Sin embargo, la vista no se puede utilizar dentro de la barriga de la madre. Es debido a esto que, en el momento de nacer, lo único que distingue un bebé son los cambios de luz y los contrastes entre claro y oscuro. También puede concentrarse en los objetos que están a 20 o 30 centímetros de él distinguiendo levemente sus formas.
Cada cambio de entorno para un bebé es una experiencia asombrosa. Pues a partir de los dos meses empiezan a distinguir los detalles, estimulando su sentido de la vista con los detalles de las cosas que les rodean. Por ello hay que controlar el número de entornos nuevos y viejos a los que un bebé se somete, pues muchos entornos nuevos le pueden llevar a un estrés visual. Y un exceso de entornos muy conocidos le lleva a no tener nada con lo que desarrollar su vista.
A partir de los tres meses empezará a mejorar la coordinación de sus ojos. De forma que podrá calcular trayectorias y enfocará los objetos con los dos ojos al mismo tiempo. Esta mejora le permite ver las cosas con mucha más claridad además de que tendrá una mayor percepción de profundidad y será capaz de seguir objetos en su campo visual a través de su trayectoria.
La vista es fundamental para todo tipo de actividades. Por ello, te recomendamos cuidar la salud visual de tu bebé y los estímulos que recibe los primeros meses de su vida. En caso de notar muchos tropiezos, dolores de cabeza, problemas de coordinación visual u otros síntomas de problemas visuales, solicita cita en su pediatra para evitar que estos problemas se agraven y corregirlos lo antes posible.